Cómo conservar la leña

La leña es un combustible eficiente y ecológico que mantiene nuestro hogar caliente en invierno, y aunque más barata que otros métodos de calefacción (gas, carbón, gasoil, etc) no deja de representar una inversión a final de la temporada invernal. Os dejamos unos consejos acerca de cómo podemos conservar la leña para mantenerla en las mejores condiciones y así conseguir  que su eficiencia sea lo más alta posible y nuestra inversión más rentable.

 

 

  • Para chimeneas interiores y estufas, lo ideal es escoger madera dura, que se obtiene de árboles como el roble, el nogal, el manzano, el fresno y el olmo. Es más pesada y tarda más en encenderse, pero provoca menos residuos y creosota, la llama es más uniforme y se consume más lentamente que la madera blanda.

 

  • La leña tiene que estar lo más seca posible, se considera que por debajo del 20% de humedad ya es óptima para su combustión, pero incluso si podemos bajarlo a un 14% equivaldrá a una mayor eficiencia energética: es más limpia, produce menos humo y creosota.

 

  • Si la cortamos nosotros mismos, debemos saber que tiene un 60% de agua; esta madera es difícil de encender, se quema pero no genera llama y por tanto no da calor. Debemos dejar que la humedad se evapore, dejándola curar bien apilada en un lugar seco y con circulación de aire, por lo menos durante tres a seis meses.

 

 

  • Si compramos la leña a un proveedor de nuestra zona, debemos hacerlo con tiempo, así obtendremos precios mucho más ventajosos que si esperamos a pedirla cuando cae la primera nevada. Lo ideal es hacer una estimación de cuánta leña necesitamos cada temporada de invierno y contactar a principios de verano. Si hacemos un pedido grande también nos saldrá más barato, y nos aseguramos de que el proveedor no se queda sin stock a última hora.

 

  • Almacenarla en un lugar seco, con luz solar y protegido de la humedad de la lluvia y la nieve.

Lo ideal es construir un pequeño cobertizo, y situar la pila de leña en una superficie llana y seca. Preferiblemente la ubicaremos encima de una lona, pallet o revestimiento que separe la pila de madera del suelo para reducir la exposición a la humedad. Así permitimos que el aire circule por debajo, la madera se seca mucho antes, porque no se crea moho y evitamos problemas de humedad o la proliferación de plagas (termitas, ratones, etc). También se puede guardar en lugares secos, como un pajar, garaje o cochera.

  • Evita que se moje con la lluvia o la nieve, la madera mojada hace crecer moho, y se empieza a descomponer enseguida. Esto hace bajar su rendimiento, porque en el proceso de combustión, antes de expulsar llama y calor se debe evaporar el exceso de humedad. La madera se vuelve menos eficiente.

 

 

  • Por seguridad y para evitar accidentes, guárdala apilada en filas de hasta un metro de alto, con espacio suficiente entre la siguiente pila, de forma que dejemos circular el aire entre los troncos. Si la apilamos contra una pared, debemos dejar un pequeño espacio, entre la fila y la pared para que circule el aire.

 

  • Cubrir la pila solo por la parte superior con una lona para evitar que se moje.

 

  • La leña bien almacenada dura hasta 5 años, después se empieza a pudrir y pierde eficacia.

Y recuerda, no quemes leña que ha sido tratada con pesticidas.

Os dejamos un vídeo resumen sobre el almacenaje de la leña.